Yareli Acevedo: la mexicana que pedaleó hacia la historia
Por Fulana de Tal
Con solo 24 años, Yareli Acevedo conquistó la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista 2025 en Chile. Su victoria no solo rompió récords, también abrió camino para una nueva generación de mujeres que se atreven a soñar en grande.
En el velódromo de Santiago de Chile, el reloj se detuvo para México. Yareli Acevedo cruzó la meta con la fuerza de una generación entera detrás de ella: las que crecieron sin referentes, las que entrenaron sin apoyo, las que pedalean contra la corriente. Ahí estaba, con la bandera ondeando sobre su cabeza, convertida en campeona del mundo.
A sus 24 años, Acevedo logró algo que ninguna otra latinoamericana había conseguido antes: ganar una medalla de oro en la prueba de carrera por puntos en un Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista. Un logro que devuelve a México al podio después de 24 años, desde que Nancy Contreras se coronó en 2001 en la prueba de 500 metros contrarreloj.
Pero este triunfo no nació en un día ni en un ciclo olímpico. Nació hace casi dos décadas, cuando Yareli de apenas cinco años se subió por primera vez a una bicicleta para competir. Aquella primera carrera terminó en una caída, pero también en una decisión: levantarse. Ese momento marcó un camino que, con el apoyo de su familia, se convertiría en la ruta que hoy la llevó a lo más alto del ciclismo mundial.
Lo que Yareli consiguió no es solo una victoria deportiva; es una historia de resiliencia, disciplina y convicción. Su oro representa una revolución silenciosa en el deporte femenil mexicano, donde todavía son pocas las mujeres que tienen apoyo económico o visibilidad mediática, y, sin embargo, ahí estaba ella: sonriente, desafiante, invencible.
Detrás de esa sonrisa hay años de sacrificio. En su trayectoria hay caídas, desvelos, entrenamientos de madrugada y kilómetros de esfuerzo que pocas cámaras registran. Pero también hay una determinación feroz que la ha llevado a transformar el “no se puede” en un “ya lo hicimos”.
Su medalla en Chile también tiene un significado simbólico para el ciclismo mexicano: marca el regreso de México al mapa mundial después de más de dos décadas sin subir al podio. Pero más importante aún, abre la puerta a una nueva conversación sobre el papel de las mujeres en disciplinas donde el reconocimiento ha sido históricamente escaso.
Porque Yareli no solo ganó una carrera; ganó visibilidad para todas. Demostró que con apoyo, constancia y fe, las mujeres mexicanas pueden competir y triunfar al más alto nivel. Su oro es un espejo donde se reflejan las niñas que hoy empiezan a rodar, soñando con seguir su ejemplo.
El ciclismo femenil está viviendo una transformación silenciosa. Cada logro, cada medalla, cada historia como la de Yareli, se convierte en una pieza más del cambio cultural que urge consolidar. Un cambio que no pide favores, sino oportunidades.
Cuando Yareli levantó la bandera mexicana sobre su cabeza, no sólo celebraba un título mundial. Le estaba diciendo al mundo que el deporte femenino de México no necesita permiso para brillar.
Y esa es quizás la mayor enseñanza de todas: el talento no tiene género, pero sí necesita espacio y gracias a Yareli Acevedo, ese espacio hoy se agranda un poco más.
¡Abramos cancha!