15 de agosto: el día en que el fútbol femenino en México pide la pelota

Por Fulana de Tal

El 15 de agosto no es una fecha cualquiera: es el Día Nacional de la Mujer Futbolista, instaurado en 2024 tras la aprobación de un dictamen por parte de la Cámara de Senadores para reconocer a las jugadoras mexicanas por su papel en el empoderamiento de las mujeres, la equidad de género y la transformación del deporte en nuestro país. Pero más que una conmemoración, es una fecha para preguntarnos, con la pelota en el centro del campo: ¿estamos haciendo lo suficiente por el fútbol femenil?

En México, el talento ya dio la cara y las cifras lo respaldan. La Liga MX Femenil está entre las tres ligas femeninas con mejor promedio de asistencia en el mundo. El Clausura 2023 rompió todos los registros: 58,156 personas llenaron el Estadio Azteca en la final América–Pachuca y más de 15 millones de espectadores acumulados siguieron el torneo. Esto no es casualidad: es el resultado de trabajo, disciplina y un espectáculo que, cada vez que se le da visibilidad, responde con estadios llenos y audiencias masivas.

Esa visibilidad comenzó a expandirse con iniciativas como “FutFem Donde Sea”, que transmite en vivo y de forma gratuita en YouTube partidos de equipos como América, Monterrey, Pumas, Cruz Azul, Necaxa y Toluca. Este paso es clave para llevar el fútbol femenil a cualquier pantalla y a cualquier aficionado, sin importar dónde esté. Pero no podemos conformarnos: la cobertura sigue siendo desigual y el potencial del espectáculo aún no se aprovecha al máximo. Cuando se invierte, se amplía la difusión y se respeta el trabajo, el fútbol femenil no solo responde… arrasa.

En apenas ocho años, la Liga MX Femenil se ha convertido en semillero de historias que inspiran. Figuras como Katty Martínez, con más de 150 goles, y Desirée Monsiváis, la primera en llegar a 100 anotaciones y retirarse con un legado de 151, son más que números: son referentes de constancia, disciplina y carácter. Junto a ellas, una nueva generación —de las porteras que salvan puntos en el último minuto a las juveniles que debutan sin miedo— está subiendo el nivel y demostrando que el fútbol femenil mexicano tiene presente y futuro.

Pero no basta con celebrar los goles, la visibilidad sigue siendo la gran deuda: transmisiones limitadas, espacios reducidos en medios y patrocinios que aún no se equiparan al esfuerzo que hay detrás. No se trata de pedir un lugar por cortesía, sino de reclamarlo por mérito. Porque cuando se invierte, se amplía la difusión y se respeta el trabajo, el fútbol femenil responde con espectáculo, audiencia y conexión con la afición.

Esta conmemoración es más que un homenaje: es un recordatorio para todos los que tienen en sus manos la capacidad de hacer crecer este deporte. Las jugadoras ya están listas, ya lo han demostrado… la pregunta es si nosotros como industria, medios y afición también lo estamos.

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