Bronce con alas: México vuela alto en el Mundial Sub-18 de softbol

Por Fulana de Tal

No es solo una medalla de bronce, es algo más grande: es una declaración de que las jóvenes del softbol mexicano tienen el talento, la entrega y el carácter para competir con el mundo. México venció a China 4-2 en el partido por el tercer puesto para alzarse con ese bronce histórico en el WBSC U-18 Women’s Softball World Cup 2025, gracias a una actuación estelar colectiva y con lucidez en los momentos decisivos. 

Ver a México en el podio no debe leerse como sorpresa: debe leerse con orgullo. Desde las fases iniciales, el equipo mexicano dejó claro que no iba a conformarse; bajo el liderazgo de la capitana Izel Ávalos y con la garra de cada jugadora, supieron avanzar con firmeza. Ávalos fue pieza clave en esa ruta hacia la Super Ronda y marcó el pulso de su selección. 

En el partido, México dominó momentos clave: logró capitalizar sus oportunidades ofensivas, impuso disciplina en defensa y mostró temple bajo presión. Esa mezcla de talento y carácter le permitió cerrar el torneo con una sonrisa, con la frente en alto y con el orgullo de representar al país con dignidad.

Pero más allá del resultado puntual, esta medalla tiene implicaciones mayores. Es una luz que ilumina el softbol femenino juvenil en México: llama la atención de entrenadores, clubes, patrocinadores e instituciones deportivas. Sirve como argumento para que haya más inversión, mejores condiciones de entrenamiento, más soporte para las jóvenes que buscan crecer en este deporte.

Muchas veces, las disciplinas menos mediáticas requieren momentos como este para que el público descubre lo que sucede detrás: constancia, sacrificio, competencias internacionales, viajes, kilómetros recorridos. Que México esté entre las mejores fortalece también la narrativa deportiva nacional: no solamente tenemos futbolistas, tenistas, basquetbolistas talentosas; también tejemos historias de éxito en deportes como el softbol.

Este bronce es la base para aspirar a más, para que las próximas generaciones vean que sí, que se puede, que el camino existe. Que México no llega a competir: va a ganar, a disputar, a soñar.

Ojalá que esta medalla inspire cambios reales, que las federaciones tomen nota, que las ligas locales crezcan, que las academias de softbol femenino reciban mayor respaldo. Que las jóvenes que juegan desde las ligas escolares o municipales sepan que ese bronce es también un legado que les pertenece.

Porque, al final, este triunfo es de todas. De las jugadoras, de sus familias, de los entrenadores, de quienes desde hace años construyen cantera, impulso, pasión por el softbol femenino. Que este bronce sea visto no como un cierre, sino como un nuevo capítulo en la historia del deporte femenil en México.

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