El mundo abre cancha: nace la FIFA Women’s Champions Cup™
Por Fulana de Tal
El 2025 será recordado como el año en que el fútbol femenil de clubes dio un salto histórico. El primer partido de la FIFA Women’s Champions Cup™, entre Wuhan Jiangda (China) y Auckland United (Nueva Zelanda), marcó el inicio de una era que pone a las jugadoras en el centro del escenario internacional. Con más de 30 mil aficionados en el estadio y una audiencia digital creciente, el mensaje fue claro: el fútbol femenil tiene público, tiene nivel y tiene futuro.
Este nuevo torneo es mucho más que una vitrina. Representa una estructura que permitirá ver a las campeonas continentales enfrentarse entre sí, algo que hasta ahora solo existía en el fútbol varonil. La consecuencia más inmediata será la reconfiguración de los calendarios: las ligas nacionales y continentales deberán adaptarse para dar espacio a esta nueva competencia sin saturar a las jugadoras. Un reto necesario para garantizar descanso, preparación y espectáculo.
Para los clubes de México y América Latina, esto abre una oportunidad inmensa. Participar en una competencia mundial implicará mayor proyección, mejores ingresos por derechos de transmisión y la posibilidad de atraer talento extranjero. Pero también demandará profesionalización: mejores calendarios, estructuras médicas más sólidas y una planeación que piense a largo plazo.
En el caso de México, la Liga MX Femenil ya es reconocida por su competitividad y sus audiencias en crecimiento. Si logra integrarse en el futuro a un esquema clasificatorio hacia esta Champions Cup, podría posicionarse como una de las ligas con mayor exportación de talento. Además, representaría un escaparate natural para jugadoras que hoy destacan localmente pero que merecen competir ante los mejores clubes del mundo.
El impacto será doble: deportivo y simbólico. Porque el fútbol femenil no sólo necesita más partidos, sino más escenarios, y la FIFA Women’s Champions Cup™ llega para ofrecer justamente eso: un espacio donde las mejores puedan medirse, crecer y demostrar que el fútbol femenino también puede ser un negocio global, rentable y apasionante.
Este primer silbatazo entre Wuhan y Auckland no fue solo el arranque de un torneo; fue una declaración. Un recordatorio de que el talento no tiene fronteras, y que cuando se abre una cancha nueva, se abren también las posibilidades de todo un movimiento.
¡Abramos cancha!