La final que rompió todos los esquemas del fútbol femenil
Por Fulana de Tal
La final del Apertura 2025 de la Liga MX Femenil se convirtió en la más vista de su historia: audiencias récord, estadio lleno, cobertura masiva. No es solo un juego, es un hito para el deporte femenino mexicano.
La tarde en que las luces se encendieron para la gran final del Apertura 2025, algo más que un partido se disputaba. Cada pase, cada grito del público, cada cámara encendida representaba una victoria colectiva: la del fútbol femenino mexicano reclamando su lugar. Y frente a frente, en la cancha, estaban Tigres y América Femenil, dos potencias de la liga llamadas a escribir una página histórica.
El escenario ya estaba preparado: dos equipos, una pasión renovada, el estadio casi al límite de su capacidad y una promesa de espectáculo. Pero lo que pocos imaginaron fue que la final —protagonizada por América y Tigres, dos de los equipos con mayor afición del país— se convertiría en la más vista en la historia de la Liga MX Femenil, con un alcance mediático sin precedentes. Según cifras oficiales, el torneo alcanzó alrededor de 20 millones de espectadores en la fase regular, un salto enorme respecto al Apertura 2024, que había sumado 15.76 millones.
Y la final lo coronó: un operativo histórico que colocó el partido en “cadena nacional” con 12 señales entre TV abierta, paga y streaming —incluyendo Disney+, Canal 9, TUDN, ViX y ESPN en México, además de TUDN en Estados Unidos—. Nunca una final femenil había tenido una distribución tan amplia. El impacto se reflejó de inmediato: más ventanas, más audiencia, más valor comercial. Todo esto ocurrió ante un estadio lleno y una conversación pública que nunca antes había estado tan presente.
¿Y por qué todo esto importa? Porque cada cifra es un ladrillo colocado en el edificio de la igualdad deportiva. Cuando la audiencia crece, las marcas miran; cuando las marcas invierten, los clubes crecen; y cuando los clubes crecen, las jugadoras lo hacen también.
Este torneo no es solo “el más visto”: es el más visto con sentido, con impacto y con un mensaje claro: el fútbol femenil ya no es parte del complemento, es protagonista.
La final se convirtió en una fiesta de visibilidad. Los estadios, a pesar de años de lucha por llenar espacios, vieron a la afición entera entonando cánticos, celebrando goles, viviéndolo como si fuera el evento central que siempre debió ser. Las transmisiones, cuando antes se limitaban, ahora llegaron a millones. Y el mercado lo reflejó: cuando el número de espectadores se duplica, también se duplica el valor de lo que está sobre la cancha.
Este tipo de hitos son raros. Generalmente, el deporte femenil tiene que esperar años para que un torneo “explote”. Aquí, lo vimos acelerar. Y la razón puede resumirse en tres palabras: calidad, en el juego que ofrecieron Tigres y América, que dieron una final vibrante; accesibilidad, para que todas y todos pudieran verlas; y visibilidad para que los medios hablaran, las audiencias comentaran y el patrocinio pusiera la atención.
Pero no bastan los números para sostener el cambio. Lo verdaderamente importante comienza ahora: ¿qué hacemos con esto? ¿Cómo convertimos una gran final y un récord de audiencia en una transformación permanente? Se requiere inversión, mejor cobertura mediática, equidad en salarios y oportunidades, y una narrativa que no reduzca el torneo a “evento especial”, sino que lo coloque como “rutina esperada”.
La final del Apertura 2025 ya pasó de ser una cita más en el calendario a convertirse en un símbolo. Un símbolo de que cuando las mujeres reciben la cancha, se multiplican los goles, la emoción, las audiencias y, sobre todo, la relevancia. Porque una final no cambia todo, pero sí puede cambiar mucho. Y en este caso, cambió el nivel de expectativas para jugadoras, clubes y para la afición.
La pregunta que queda no es “¿se vio bien?” sino “¿qué sigue?”. El reto ahora es sostenerlo, mejorarlo, ampliar la base para que cada semestre se repita este salto. Que no sea la excepción, sino la norma. Que cada final de la Liga MX Femenil —como esta entre Tigres y América— sea así de seguida, así de esperada, así de vivida.
Y cuando eso suceda, sabremos que el hito no quedó solo en la estadística: quedó en la cultura del deporte mexicano. Que el deporte femenino dejó de ser “la liga de las mujeres” y se convirtió en la liga que vale tanto como cualquier otro evento deportivo.
Porque cuando la pasión se convierte en audiencia, y la audiencia en valor, el cambio deja de ser futuro para volverse presente.
¡Abramos cancha!